Sabemos
que el ser humano puede eliminar a través del riñón de 10 a 14 mililitros de
agua por minuto (600-840 ml/hora), por lo tanto, no se debería superar ese
límite.
Una
buena forma de calcular cuánto líquido debemos beber es aportar un litro de
agua por cada 1000 kcal que se consumen (si hablamos de una media de consumo
de 2000 kcal/día, ahí obtenemos los famosos “dos litros diarios”).
Si
estamos expuestos al calor este valor debe aumentar junto con la temperatura
y la transpiración.
|
martes, 10 de junio de 2014
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
¿TIENE TRATAMIENTO?
Sí,
pero el tratamiento variará de acuerdo a la causa de la potomanía.
Inicialmente, algunos casos son tratado con diuréticos a fin de evitar la
hiponatremia. Pero esto es paliativo, sólo ataca al síntoma, no a la causa.
En el
caso que haya sido ocasionado por algún medicamento, deberá evaluarse la
posibilidad de reemplazo por otro tipo de droga.
Si es
un trastorno psiquiátrico requerirá medicación y terapia. Otras causas
dependerán del médico especialista y del equipo interdisciplinario (médicos
clínicos, psicólogos, nutricionistas y médicos especialistas).
El consumo excesivo de agua puede ser síntoma
de un desequilibrio psiquiátrico, ya que tiene aspectos en común con otros
trastornos del control de los impulsos. Se trata de un trastorno relativamente
desconocido que consiste en un deseo frecuente de beber gran cantidad de
líquido, de manera compulsiva y sin sentir en especial sed, que se acompaña al
ser satisfecho de una sensación placentera.
Beber siete o más litros de agua al día se convierte en un problema que
precisa atención especializada Cuando una persona es consciente de que bebe demasiada
agua, alrededor de siete o más litros al día, debe acudir al especialista en
endocrinología con el fin de descartar cualquier trastorno hormonal u otra
patología que afecte al área del hipotálamo, lugar donde se encuentra el centro
que regula la sed.
El hecho de beber cantidades exageradas de
agua u otros líquidos no suele causar hiperhidratación, siempre que la
hipófisis, los riñones y el corazón funcionen con normalidad, ya que el
organismo elimina el exceso. No obstante, y como consecuencia de episodios
repetidos y mantenidos de potomanía, se puede alterar el buen funcionamiento de
los riñones, la composición de la sangre y el equilibrio de fluidos y
electrolitos dentro del organismo.
El exceso de líquidos puede ocasionar que los
componentes de la sangre se diluyan y se produzca un desequilibrio en la
concentración de electrolitos. La hiponatremia es una consecuencia grave que
puede aparecer en caso de potomanía y consiste en que el organismo concentra
una cantidad muy baja de sodio en la sangre (inferior a 120 mEq/l). La
hiponatremia grave impide el funcionamiento normal del cerebro, los músculos,
los órganos y el metabolismo. El resultado puede provocar nauseas, cefaleas,
letargia, convulsiones y coma.
PREVENCIÓN DE LA POTOMANÍA
En caso de no recibir tratamiento, este trastorno puede tener consecuencias fatales, ya que puede provocar un cuadro de shock en el organismo que origine la parálisis e, incluso, la muerte. La mejor prevención para evitar sus indeseables efectos sobre la salud es desterrar falsos mitos, favorecidos por una publicidad engañosa, que proclama que consumir agua en grandes cantidades es muy saludable y favorece el adelgazamiento.
En efecto, el agua es beneficiosa y
necesaria para el organismo, pero en su justa medida. En este sentido, los
anuncios de agua mineral deberían haber tenido esto en cuenta y haber
advertido, desde el principio, que lo recomendable para una persona sana es
beber alrededor de dos litros de agua diarios. Engañar al estómago a base de
ingerir líquido no es la mejor manera de perder peso, pero sí se puede perder
la salud, y hasta la vida, si esta situación se intensifica y prolonga.
Por lo tanto, si siente un deseo
irrefrenable de beber, sobre todo si no está motivado por la sed, el calor o la
actividad física, debe consultarlo cuanto antes con su médico para encontrar el
origen del problema y evitar que vaya a más.
TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN DE LA POTOMANÍA
Para tratar la potomanía, en un primer momento se pueden
administrar diuréticos al paciente, que sirven para aumentar la excreción de
líquido por parte de los riñones, lo que contribuye a incrementar el nivel de
sodio y a paliar los síntomas. Sin embargo, para erradicar el problema el
tratamiento debe ser diferente dependiendo de la causa que lo haya originado,
aunque se suele comenzar por restringir la ingesta de líquido a no más de litro
y medio diario.
En el caso de que se produzca a causa de enfermedades
mentales, el tratamiento debe ser psicoterapia, acompañada en algunos casos por
medicación psicotrópica. Esta medicación, que actúa sobre el sistema nervioso
central, se caracteriza por modificar la percepción, el ánimo, el estado de
consciencia y el comportamiento del paciente durante un periodo de tiempo.
DIAGNÓSTICO DE LA POTOMANÍA
La potomanía suele ser el
indicio de un trastorno psicológico que debe ser tratado en cuanto se detecte.
Es habitual, además, que este desorden alimenticio esté asociado a otros
trastornos del mismo espectro como la bulimia o, especialmente, la anorexia, por lo que la salud del afectado
puede verse seriamente comprometida si no se interviene cuanto antes.
Los riñones son capaces de eliminar entre 600 y 840 ml/hora, por lo que no se debería superar este límite, aunque en épocas de calor o cuando se realiza deporte o mucha actividad física, las necesidades de ingesta de líquidos aumentan.
Cuando una persona ingiere más de cuatro litros de agua al día sin motivo aparente, y especialmente si supera los seis litros, debe acudir al médico sin esperar a que se presenten los síntomas descritos en el apartado anterior. Una vez descartado que exista un problema orgánico como una alteración en el hipotálamo o una diabetes mellitus, el médico derivará al paciente a la atención especializada que precise, normalmente un psicólogo, psiquiatra o nutriólogo especialista en trastornos alimentarios.
CAUSAS DE LA POTOMANÍA
El hipotálamo es una región cerebral que, entre otras funciones, es
responsable de que se mantenga la cantidad de agua necesaria para el organismo
y de advertir de la falta de líquido emitiendo la señal de la sed. Una
alteración en el mecanismo de funcionamiento del hipotálamo podría provocar
episodios de potomanía (potomanía neurológica), pero los expertos coinciden en
que esto es sumamente extraño, por lo que asocian el trastorno con un
desequilibrio psiquiátrico y es que, en general, los trastornos alimentarios
están relacionados con problemas psicológicos y desórdenes de la personalidad.
Existen diversos factores de riesgo que pueden influir en la aparición
de este trastorno:
- ciertas enfermedades mentales, como trastornos de la personalidad, cuadros delirantes y síntomas histéricos.
- enfermedad renal cronica.
- Desórdenes orgánicos o patologías hormonales (como la diabetes mellitus, uno de cuyos síntomas es, precisamente, la polidipsia o exceso de sed).
- Padecer anorexia nerviosa. En este caso el afectado bebe gran cantidad de agua, bien con el objetivo de saciarse sin ingerir calorías, o bien para incrementar el peso corporal justo antes de acudir al especialista para pesarse y, de este modo, engañar al profesional.
- Uso de medicamentos, como antiinflamatorios no esteroideos, diuréticos tiazídicos y litio, que interfieren con la función del riñón, y fármacos anticolinérgicos, que provocan sequedad de boca, entre otros.
- Alteraciones en el funcionamiento del hipotálamo.
SÍNTOMAS DE LA POTOMANÍA
El cuerpo humano intenta mantener constante el volumen de agua y la
concentración de electrolitos necesarios para el correcto funcionamiento de
todos sus órganos. Así, cuando el nivel de sodio es elevado, el organismo retiene más agua para diluir el exceso y
se incrementa la sensación de sed, al mismo tiempo que disminuye la necesidad
de orinar. Por el contrario, cuando el nivel de sodio es insuficiente, el
organismo excreta más cantidad de agua para restablecer el equilibrio.
Una persona sana necesita alrededor de dos litros o dos litros y medio de agua al día, que se puede obtener tanto del líquido ingerido, como de los alimentos que consume: frutas, verduras y hortalizas son los alimentos con más cantidad de agua en su composición, por lo que una dieta rica en estos productos aporta ya una buena dosis del agua necesaria.
El exceso de líquidos no suele provocar hiperhidratación (hidratación excesiva) cuando los riñones, la hipófisis y el corazón funcionan correctamente porque el organismo se encarga de eliminar el exceso, pero episodios frecuentes y prolongados de potomanía pueden alterar la función renal y el equilibrio de los fluidos internos, y originar síntomas como:
Una persona sana necesita alrededor de dos litros o dos litros y medio de agua al día, que se puede obtener tanto del líquido ingerido, como de los alimentos que consume: frutas, verduras y hortalizas son los alimentos con más cantidad de agua en su composición, por lo que una dieta rica en estos productos aporta ya una buena dosis del agua necesaria.
El exceso de líquidos no suele provocar hiperhidratación (hidratación excesiva) cuando los riñones, la hipófisis y el corazón funcionan correctamente porque el organismo se encarga de eliminar el exceso, pero episodios frecuentes y prolongados de potomanía pueden alterar la función renal y el equilibrio de los fluidos internos, y originar síntomas como:
- Calambres musculares y cansancio a consecuencia de la dilución de sodio y potasio en la sangre.
- Náuseas.
- Dolor de cabeza.
- Hiponatremia (baja concentración de sodio en la sangre), que afecta seriamente al funcionamiento del cerebro.
- Parálisis.
- Insuficiencia cardiaca congestiva. La falta de potasio (mineral que se excreta en la orina) puede modificar el ritmo del músculo cardiaco.
- Pérdida de agilidad mental.
- Somnolencia profunda y prolongada (letargia).
- Convulsiones
- Coma y muerte.
EL EQUILIBRIO HÍDRICO
El agua, en el
organismo, se encuentra distribuida en dos compartimentos: el intracelular y el
extracelular. El primero representa del 50% al 60% (55% de promedio) del agua
corporal total en el adulto sano. El agua extracelular es la parte acuosa de
los líquidos extracelulares, el líquido intersticial y el plasma, y también
forma parte de los sólidos extracelulares (dermis, colágeno, tendones,
esqueleto, entre otros). El agua intracelular ocupa alrededor del 20% del
total, del cual el 8% aproximadamente se encuentra en la sangre. El volumen de
agua de la sangre, relativamente pequeño, resulta fundamental para el correcto
funcionamiento del cuerpo y debe mantenerse constante.
En condiciones
normales de salud, la cantidad de agua que necesita el organismo está
condicionada por la necesidad de que los líquidos corporales tengan el volumen
y la concentración osmótica precisos para asegurar las funciones biológicas.
El agua se absorbe en
el organismo en distintos tramos del tubo digestivo por complejos mecanismos de
absorción, y los riñones se encargan de eliminar el exceso como parte de la
orina. Estos órganos pueden excretar varios litros de orina diarios, o bien
conservar el agua eliminando menos de medio litro cada día. La concentración de
agua presente en el organismo está ligada a la cantidad de electrólitos. Así,
el nivel de sodio en la sangre es un buen indicador del volumen de agua que
existe en el organismo. El cuerpo trata de mantener el nivel de agua total y,
por tanto, una concentración constante de electrolitos, entre ellos el sodio.
Cuando éste es elevado, el cuerpo retiene agua para diluir el exceso de sodio,
aumentando la sensación de sed y produciendo menos orina. Por el contrario,
cuando la concentración de sodio desciende demasiado, los riñones excretan más
agua para restaurar el equilibrio.
La concentración de
agua está equilibrada cuando se compensan las pérdidas diarias y, para ello,
las personas sanas, con un funcionamiento normal de los riñones y que no
transpiren en exceso, deben beber al menos un litro y medio de líquido cada
día. De esta manera, se consigue mantener en equilibrio el volumen sanguíneo y
la concentración de las sales minerales disueltas (electrólitos) en la sangre.
El sudor, una alimentación muy salada, los vómitos y las
diarreas duraderas o infecciones diversas acompañadas de fiebre aumentan las
necesidades de ingerir agua
lunes, 9 de junio de 2014
POTOMANÍA, EL EXCESO DE AGUA TAMBIÉN ES PELIGROSO...
Estamos muy acostumbrados a escuchar hablar
de los trastornos de la alimentación haciendo referencia a la obesidad, la
bulimia y la anorexia (ver artículo: "Anorexia y Bulimia: la
mirada de una nutricionista"); pero hay muchos otros que caen en la
denominación de TANE (Trastornos Alimentarios No Especificados). Entre los TANE
encontramos la ortorexia (ver artículo “Ortorexia: La obsesión por la comida sana”), los comedores compulsivos, la pica
(consumo persistente y compulsivo de substancias no alimentarias o con poco
valor nutritivo, por ejemplo: pagofagia –hielo-, geofagia –tierra-, tricofagia
–pelo-, entre otras) y la potomanía.
La palabra “potomanía” proviene del griego
"potoç” (bebida, agua potable) y “µavia” (manía). Podríamos decir que es
“la manía o compulsión por beber agua”. Esto se hace compulsivamente, sin
tener sed y la persona experimenta una sensación de placer al consumirla. Se
pueden llegar a beber 8-10 y hasta 15 litros de agua diarios, dependiendo la
gravedad del caso.
Ahora bien, si nuestro cuerpo tiene un
60-70% de agua y siempre los nutricionistas insisten en tomar agua, ¿hay un
límite saludable?, ¿por qué hace mal? Intentaré irlo explicando a lo largo de
este artículo.
|
QUE ES LA POTOMANIA
La potomanía es un trastorno alimentario no especificado (TANE) que se
define como el deseo de beber grandes cantidades de líquido,
generalmente agua, de manera compulsiva y sin que exista una sensación previa de sed.
También se denomina polidipsia psicogénica.
Esta ingesta masiva proporciona a la persona afectada una sensación
placentera, por lo que puede llegar a ingerir entre 8 y 15 litros de agua,
dependiendo de la gravedad del caso.
Beber más de dos o tres litros de agua diarios deja de ser beneficioso
para el organismo y resulta nocivo para la salud, porque puede alterar el
correcto funcionamiento de los riñones y la composición de la sangre (que debe
contener un 8% de agua), y pone en peligro el equilibrio de fluidos y
electrolitos dentro del organismo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)